Mariola Bueno Castiñeira
Año 1969: el hombre sube por primera vez a la luna, comienza la era de internet y se realiza el primer trasplante de corazón artificial, entre otros acontecimientos históricos.
Pero para mí lo más relevante de ese año ocurrió el 13 de febrero en Ferrol, el día y el lugar en los que decido bajar a este mundo. Nací en mi casa, en la cama de mis padres, como la mayoría de mis hermanos. Mis hermanas mayores volvieron del colegio a media mañana y se encontraron con un regalito especial: tenían una nueva hermana, y ya iban cinco. La niña número 5, el número de la suerte. Hay toda una simbología alrededor del número 5, un número que simboliza la libertad, la curiosidad y el cambio, incluso podría no ser casualidad que haya doblado ese cinco mientras escribo estas líneas, el 55...
Mis primeros recuerdos de vida se remontan a principios de la siguiente década, cuando yo tenía 3 años de edad. Esto es algo que descubrí años más tarde, cuando en mis clases de historia del instituto estudiamos unos acontecimientos históricos ocurridos en el año 1972 en Ferrol que se emparejaban con mis recuerdos. No preciso detallar esto ahora, me parece más interesante que forme parte de alguno de mis futuros relatos.
Escribir... No tengo conciencia de cuando aprendí a hacerlo pero sí la tengo de que nunca separé la acción de escribir de la acción de componer historias. Y es que desde que tengo conciencia yo ya escribía: poemas, relatos, pensamientos y versos sueltos, todo lo escribía. No eran diarios de mi vida, eso nunca me llamó la atención, eran pequeñas novelas sueltas y habitualmente inacabadas. Eran mis pequeños secretos, esos maravillosos tesoros a los que nadie podía acceder, tan sólo yo.
Desde muy niña quise ser escritora, de hecho es un recuerdo que se pierde en mis orígenes, quizás ya nací con esa inquietud mucho antes de saber nada. Nunca tuve referentes ni ídolos, no conocía a nadie que se pareciese a mí ni trataba de emular a nadie, tan sólo sabía que era eso lo que yo sentía, lo que yo quería hacer.
Mis aficiones infantiles eran los libros, escuchar la radio y la escritura. Podía pasarme horas y horas así, en soledad, con mi radio, mis libros y mis utensilios de escritura, era todo lo que necesitaba, lo que realmente me hacía feliz.
Cuando llegué a la adolescencia una película me marcó profundamente: "El año que vivimos peligrosamente". A partir de su visualización hubo un antes y un después en mi vida; ahora quería ser periodista. Yo quería ser corresponsal de guerra para poder viajar por el mundo e informar a la gente de lo que estaba ocurriendo en lugares en conflicto con el fin último de intentar cambiarlo un poco; utopías de juventud.
Nunca estudié periodismo. Por diversas razones no fue posible y con el tiempo ese deseo fue languideciendo hasta dejar de existir. Años más tarde me inscribí en la Universidad pero ya no me planteé el periodismo y en su lugar estudié Terapia Ocupacional, una carrera del ámbito sanitario muy humana y muy necesaria. De forma resumida podría decir que los terapeutas ocupacionales nos dedicamos a mejorar la calidad de vida de las personas. No nos dedicamos a cambiar el mundo a gran escala pero si cambiamos pequeños mundos, y es bien sabido que los pequeños logros hacen un gran cambio.
He tenido una vida muy interesante, para bien y para mal, y me he dedicado a hacer muchas cosas durante todos estos años, pero si hay algo que no ha cambiado durante todo este tiempo ha sido mi sentimiento más primario: yo seguía siendo escritora. Eso es algo que va conmigo, que me persigue, como mis genes.
Así que este año sí, este año he publicado mi primer libro: Margaritas Blancas. No puedo decir que he comenzado a escribir, porque yo escribo desde siempre, desde que soy. De hecho tampoco puedo decir que he publicado algo que acabo de escribir, porque en realidad me he dedicado a recopilar y aprovechar antiguos escritos que suelen vagar por mis cajones. Pero digamos que este año ya puedo decir, de forma más oficial, que soy escritora.
He comenzado haciendo una trilogía de relatos porque si he tardado 55 años en llegar hasta aquí obviamente voy a empezar por lo que yo quiero, por lo que me gusta y por lo que me inspira, independientemente de modas y de gustos universales. Seguramente la emoción y las ganas no son las mismas que hubiera tenido en el pasado en similares circunstancias pero aquí estoy yo, cumpliendo todos mis metas y todos mis sueños, como tantas veces, como siempre...
Mariola, mayo 2024